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La industria pesada requiere una profunda descarbonización. Esto es posible con tecnologías emergentes, pero se necesitan tecnologías digitales para comprender y gestionar los riesgos técnicos y operativos.
La situación actual
La industria pesada requiere una profunda descarbonización, pero las empresas en cuestión pertenecen, en su mayoría, a sectores difíciles de abandonar, como la generación de energía, la producción de petróleo y gas, los metales y la minería, y los productos químicos. Para funcionar, necesitan grandes cantidades de energía, lo que significa que las soluciones no basadas en el carbono, como la energía solar y las baterías, no funcionarán, ya que no proporcionan nada parecido a la densidad energética necesaria.
La buena noticia es que están surgiendo nuevas tecnologías y fuentes de combustible, como la captura y retención de carbono e incluso el hidrógeno verde, que pueden ayudar a este duro sector a descarbonizarse. Estos proyectos ya están muy avanzados: General Electric, está trabajando en más de 100 proyectos de captura y retención de carbono, y en más de 300 proyectos de hidrógeno.
Pero, aunque estamos asistiendo a la aparición de esta clase de activos en todo el mundo, en la actualidad se encuentran todavía en su fase inicial y aún no son ampliamente escalables o rentables.
Lo que hay debajo de estas tecnologías son una serie de riesgos que los propietarios y las empresas tecnológicas relacionadas con estos activos deben gestionar y mitigar para impulsar la capacidad de financiación, construcción y, en última instancia, alcanzar la excelencia operativa a largo plazo.
Principalmente, esos riesgos están relacionados con la forma de capturar, transportar y almacenar el carbono de forma eficaz, además, disponer de informes, seguimiento y verificación a largo plazo de esa actividad. Del mismo modo, en el caso del hidrógeno verde, el principal reto es poder producirlo, transportarlo y quemarlo de la manera más eficaz y con el menor riesgo.
Los principales retos
Los retos en este ámbito se dividen en tres categorías principales.
1. Comprender y gestionar las operaciones
Introducir estas tecnologías emergentes en sus operaciones añade una capa extra de complejidad a un sistema ya de por sí complejo. Las empresas tienen que entender cómo encajan estos activos en sus operaciones y cómo afectan al rendimiento de la planta, así como comprender los distintos activos que residen en esa tecnología.
2. Monetización de los proyectos de carbono
Las empresas que emprendan estos proyectos de descarbonización crearán una nueva fuente de ingresos básica relacionada con el carbono que eviten y eliminen de sus procesos, que luego podrá comercializarse en los mercados de carbono. Pero para obtener los mejores beneficios en esos mercados, necesitan comprender toda su cadena de suministro, entender las operaciones de sus plantas y comprender cómo se entrega el producto final a los clientes para hacerse una idea de la intensidad de carbono de todo el proceso y, por tanto, obtener una imagen precisa de cuánto se está eliminando.
3. Optimización a largo plazo
Comprender el rendimiento de su planta y su intensidad de carbono es un buen comienzo, pero el verdadero retorno de la inversión vendrá de optimizar esas actividades a escala. Las empresas necesitan comprender cómo optimizan las operaciones, el rendimiento y la toma de decisiones asociadas a esa planta, tanto en la fase previa en términos de materias primas y relaciones con los proveedores, como en la fase posterior en términos de monetización de la compensación de carbono.
La solución digital
Las tecnologías digitales que ofrece GE DIgital son fundamentales para que las empresas de la industria pesada que emprenden proyectos de descarbonización puedan comprender, gestionar y mitigar los riesgos asociados a esas actividades, y llegar al punto en que puedan optimizarse.
En los proyectos de captura y secuestro de carbono, existen riesgos tecnológicos e incertidumbres con respecto a la cantidad de carbono que se captura, los procesos utilizados para capturar ese carbono, el transporte y enterramiento de ese carbono. Las tecnologías digitales pueden ser de gran ayuda en este sentido. Por ejemplo, se pueden utilizar sensores y dispositivos de medición para registrar la cantidad de carbono que se ha capturado para garantizar que no haya fugas y verificar que el carbono se captura de forma segura durante un largo periodo de tiempo.
Del mismo modo, estas tecnologías pueden medir y mitigar los riesgos del transporte de hidrógeno. El hidrógeno, desde un punto de vista molecular, es muy diferente del gas natural. Es una molécula mucho más fina, por lo que hay que trabajar más para garantizar la integridad de los activos. Al igual que en un gasoducto, las herramientas digitales pueden utilizarse para garantizar que el hidrógeno no se escape a la atmósfera y cause ineficiencias operativas.
Por último, las tecnologías digitales son el medio más eficiente y eficaz de monetizar la compensación de carbono. Es posible participar en los mercados de carbono sin herramientas digitales, pero no es lo óptimo por dos razones. En primer lugar, el proceso de registro de esos datos es muy manual, lo que significa que se tarda mucho más en disponer de datos utilizables. En segundo lugar, la calidad de esos datos es mucho menor, lo que significa que son menos valiosos dentro de los propios mercados.
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